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14
Feb

Arquitecturas del deseo

Por Marco C. Amador

La serie Arquitecturas del deseo podríamos definirla dentro de la corriente rea- lista, ya que su trabajo mantiene una posición crítica y una peculiar postura humana ante la realidad que transfiere a su pintura, con una visión claramente histográfica y una nueva objetividad sobre el tratamiento de la realidad, en la cual Adriana Mejía toma como modelo visible e identificable los aparadores comerciales como una referencia a la arquitectura funcionalista destinada al consumo.

Esta arquitectura de interiores, representada o vista desde los pasillos de los centros comerciales (del latín “con”, que puede traducirse como “completamente”; el sustantivo “merx”, “mercancía”; y el sufijo “-al”, que es sinónimo de “relativo a”) que también se conocen en la actualidad como shopping center, shopping o mall, se trata del espacio donde se vincula a la construcción que alberga tiendas y locales y aparadores comerciales en un mismo espacio con diversas propuestas para que los potenciales clientes puedan realizar sus compras o desarrollar el deseo de adquirir; un ambiente psíquico donde deseos insatisfechos y promesas de satisfacción se re- lacionan mutuamente.

La estética del consumo está claramente basada en la representación simbólica de lo efímero, en la insistencia de la temporalidad que convierte en acontecimiento el registro de un hecho, como el acto mismo de comprar, representado a través de los espacios en que este acto, el del consumo, se realiza.

Asimismo, es pertinente destacar que el arte actual está estrechamente vinculado con la cultura de consumo, la cual es percibida como un condicionamiento histórico, social o de clase; este dilapido se ve claramente apuntalado por la tecnificación de los medios de comunicación que fomentan o predisponen a un público o cliente hacia determinadas conductas o gustos. Adriana Mejía, por un lado, testifica esas conductas actuales, y por otro, cuestiona ese interés selectivo de consumo del mundo material circundante al representar los objetos del deseo por los que se manifiesta esa conducta.

Es así como esta serie evidencia la percepción contemporánea sobre los bienes materiales, definida como el acto único por medio del cual captamos directamente una situación objetiva, y que en el mundo posmoderno se ve sesgada por múltiples informaciones aportadas por el llamado fenómeno de mercado, el cual se trata en sí de una fa- bricación psíquica que detona del deseo de consumo condicionado.

Rafael Alonso Pérez y Pérez